19 noviembre, 2015 I Compartir:
La graduación del MADA tuvo distintos matices, premiaciones, alegría y revisión del camino recorrido. Al iniciar un estudio de postgrado las expectativas son muchas y con el correr del tiempo se van concretando las intuiciones e instalando los nuevos conocimientos. Estudiar en el MADA es adquirir conocimientos de vanguardia, sintonizados con las necesidades reales de las personas y conectados con el mercado laboral actual, estudiar en el MADA es ser parte de una comunidad de estudiantes, graduados y profesores que comparten un intereses y que van moldeando juntos una forma de concebir los proyectos para que sean un aporte en cualquiera de los ámbitos de desarrollo.
Uno de los momentos de gran emoción fue el discurso de una de las graduadas MADA, Carmen Gerea Petculescu quien hizo referencia de su transitar en el Magister en Diseño Avanzado, sus expectativas y la experiencia única vivida dentro de la comunidad MADA. A continuación el discurso de Carmen:
Estimadas autoridades de la Pontificia Universidad Católica, Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos y Escuela de Diseño, maestros, queridos compañeros, familiares y amigos.
Tengo el honor de compartir con ustedes la ceremonia de graduación de un magíster único en Chile, en la Universidad con la mejor Escuela de diseño de América del Sur y una de las mejores 30 del mundo. El desafío de integrar diseño, tecnología y negocios es una aproximación a la innovación que hace del Magíster en Diseño Avanzado (MADA) un programa único en su tipo académico. Es un honor llevar el sello del MADA a nivel profesional y personal.
Cuando tomé la decisión de postular a este programa, no tenía idea qué iba a pasar exactamente pero me pareció que “multidisciplina”, “diseño” y “emprendimiento” iban bien de la mano. Con el transcurso de los meses, me hizo cada día más sentido y, analizando el camino recorrido, puedo decir que hay un antes y un después del MADA. De hecho, durante el MADA, varios terminamos con lo que Tuco (Rodrigo Ramirez) llamaba “el síndrome MADA”, es decir la necesidad súbita de dejar su trabajo estable en una gran corporación para dedicarse a diseñar su propio camino, emprendiendo, tomando el riesgo de equivocarse.
Para varios compañeros que venían de un pregrado en diseño, el MADA fue la continuación de un camino algo conocido, pero para muchos de nosotros el MADA ha significado un primer contacto formal con el mundo del diseño. Es más, para algunos, el inicio del magíster representó también la inmersión completa en un nuevo país, una nueva cultura con una forma distinta de hacer las cosas.
Fueron dos años de aprendizaje continuo, fines de semana intensos de entrevistas y prototipado, muchas noches de arduo trabajo en ensayos maratónicos sobre la cognición del diseño o búsqueda de inspiración para terminar de escribir el proyecto final; pero también el nacimiento de un nuevo grupo musical (“Los 5 créditos”), asados en los patios de la Escuela y seguramente algunos kilos demás por los coffees breaks.
A nombre de mis compañeros, quisiera agradecer nuestros maestros por su dedicación durante este tiempo, su disposición y pasión para transmitir sus conocimientos, experiencia y ganas de hacer del diseño un factor de cambio en nuestra sociedad. Gracias también por su paciencia y el acompañamiento durante el proyecto final y en los emprendimientos que nacieron con el MADA.
Nos vamos de Lo Contador no solamente con más herramientas y una forma distinta de plantearnos un problema, sino que también con una tremenda red de apoyo para diseñar la solución. En el MADA encontramos amigos, colaboradores o socios para nuestros emprendimientos.
Nada de esto hubiese sido posible sin el apoyo incondicional de nuestras familias, parejas, hijos, que desde cerca o desde muy lejos nos acompañaron en esta odisea. Mil gracias a ustedes.
Para mis compañeros, los invito a marcar la diferencia en todo lo que emprendan, ya sea en una organización o construyendo sus propios proyectos. Sobre todo, tomen la responsabilidad de asumir nuevos retos y generar impacto a pequeña o gran escala. Y para no alejarnos del espíritu MADA, desde ya quedan todos invitados el 27 de noviembre para la actividad que inaugura la creación de la Red de estudiantes y graduados MADA.
Me despido muy agradecida de la tremenda experiencia y la oportunidad de haber compartido con ustedes estos años en lo que ahora llamo mi “alma mater chilena”, la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Muchas gracias.